miércoles, 13 de abril de 2011

KARL KOHN




Karl Kohn nació en Praga el 21 de octubre de 1894, el tercero entre siete hermanos. Sus padres, Hugo Kohn y Amelie Kohnova, fueron oriundos de la región de Bohemia, provincia del Imperio Austro-húngaro.
En 1914 se graduó como Constructor de la Escuela Técnica Alta Ingeniería de Constructores de la ciudad de Reichenber (actual Liberec). La culminación de sus estudios coincidió con su ingreso a la Armada de la Real e Imperial Monarquía Austro Húngara.
Entre 1918 y 1920 Karl Kohn estudió en la Academia de Arte de Praga, Sección especial de arquitectura, donde obtuvo el título de Arquitecto-Ingeniero. A partir de ese año colaboró con su hermano Otto, también arquitecto, en proyectos arquitectónicos de construcción, remodelación y de amueblamiento.
Los hermanos Kohn se posicionan como lo arquitectos más reconocidos en Praga. Al momento de la invasión alemana en marzo de 1939, tenían la oficina “Kohn Architekts”, ubicada en la plaza Wencesiao, la principal en Praga, y en ella trabajaban 11 dibujantes. Sus clientes pertenecieron a la pequeña burguesía: industriales, comerciantes, profesionales y nobles de Bohemia.
En 1939 la familia Kohn se vio obligada a emigrar por el antisemitismo nazi. Durante la Primero Guerra Mundial, se le nombró oficial en el regimiento N° 56 de Artilleros Constructores en Trento (actual Italia), en calidad de Arquitecto e Ingeniero militar y civil. Llegó al grado de capitán y obtuvo varias condecoraciones.
Se casó en 1934 con Vera Schiller con quien tuvo dos hijas: Tanya y Katya. Logró salir de República Checa y llegar con su familia al Ecuador en julio de 1939. Obtuvo la nacionalidad ecuatoriana en 1966. Falleció en 1979. Sus años adultos los dedicó a mirar, dibujar, diseñar y construir.
No hubo detrás de sus acciones discursos patrióticos o cantos nacionalistas. Era pragmático. Buscaba su bienestar en la prosperidad común; y estaba muy lejos de comprender a quienes querían borrar todo a pretexto de ser modernos: y, a quienes intentaban aferrarse a tradiciones. Intentó ser un ciudadano del mundo. Disfrutaba tocar el piano, dibujar, conversar con sus amigos, amar a su esposa y a sus hijas, observar y trabajar; trabajar sin cansancio con pasión.

OBRAS


Kohn insistió en la necesidad de resaltar los hitos urbanos. Para esto propuso varias estrategias de intervención. En el caso de Quito todas coincidenen lanecesidad y obligación de preservar el centro histórico, y, en la urgencia de fortalecer la lectura de El Panecillo y del Itchimbia como áreas verdes, de recreo en la ciudad.
Consideró importante aprovechar los vacios urbanos para dotar a la población de la infraestructura requerida, de suerte que los nuevos edificios –por el servicio que en ellos brinde- atraigan al ciudadano y lo motiven a apropiarse del lugar.
Exhortó sobre la necesidad de generar espacio público de calidad, espacio en el que el usuario peatón sea el protagonista.
También consideró que los urbanistas deben aprovechar la circunstancia de que el país produce flores todo el año, lo que proporciona una ventaja significativa en comparación con los países que tienen cuatro estaciones, pero al mismo tiempo exige mayor planificación y conocimiento de las especies para lograr espacios armónicos y dinámicos.
En relación con el desarrollo de la ciudad explica: “los problemas urbanísticos de esta capital deben ser estudiados a diario y con mucho cuidado, precisamente porque Quito está volteando la hoja de una nueva edad, corre peligro de despersonalizarse si no se cuida su arquitectura.








Análisis:
Como podemos ver Karl Kohn ha tenido un gran transcurso profesional, se ha manifestado en varios ámbitos como lo son la arquitectura, la pintura y el diseño. En la exposición pudimos observar claramente que a este gran arquitecto, diseñador y pintor lo que más le interesaba eran las formas y los colores ya que para él, éstos eran elementos que nos ayudan, por ejemplo en una pintura, a poder acercarnos más a la realidad y son éstos factores los que le determinan si un objeto es bello o no. Karl Kohn es un gran ejemplo a seguir, ya que más que nada, con todas sus obras o lo que nos demuestra es una gran entrega y dedicación a ellas, y poner empeño en las cosas que nos apasionan, como a él el dibujar, pintar y diseñar. Hizo muchos proyectos para la ciudad de Quito, sin embargo, no se las realizaron. Pero en ellas podemos observar un gran manejo de las formas y bueno, pues también unos excelentes dibujos. En cuanto a sus obras de diseño, se puede observar claramente el estudio ergonómico que realizó, como lo vemos con el diseño de la silla o banco. En las pinturas, trató de plasmar mucho lo que era Quito en aquellas épocas, pinturas que observamos y en realidad no podemos ver la semejanza con lo que hoy por hoy en el Centro Histórico de Quito, ya que se han hecho grandes remodelaciones.

COLOMBIA o ESCUELA POPAYAN

ESCUELA POPAYAN

Focalizando nuestra atención en el Popayán de la época Colonial, nos topamos con una situación de solvencia económica y social, en los finales del siglo XVII, gracias a la riqueza aurífera. Favorecida por esta situación, a la clase elevada que tenía conexiones culturales y familiares con personas importantes de la península ibérica, se le facilitó la importación de las ideas y propósitos artísticos. De esta manera se inició el trasplante Barroco a Popayán, que se prolongaría al siglo XVIII, entrando, posteriormente, en conjunción con el estilo neoclásico.

ESCULTURA
De excelente calidad han sido las muestras barrocas con que Popayán ha contado; y muchas de significativa importancia se conservan aún, a pesar de las pérdidas sufridas en los trágicos sismos que la ciudad ha sufrido desde 1566, cuando ocurrió el primero del que se tiene noticia. Como una magnífica demostración contrarreformista, cuenta Popayán con algo que, sin hipérboles, puede considerarse de carácter mundial: las procesiones de Semana Santa. Para su realización se dispone de imágenes de indiscutible valor portadas en andas adornadas con bellísimas orfebrerías de plata.

“La creación de la imagen de devoción, dice Santiago Sebastián, está de acuerdo con una corriente espiritual muy pujante en la época barroca, y que caracterizó en la fijación de una serie de modelos iconográficos queridos del pueblo, ya que las imágenes fueron creadas en comunicación con el fiel, cuya espiritualidad no solo influyó sino que exigió repetición de un tipo de imagen que correspondía a sus gustos devocionales. Solo así se comprende el ininterrumpido gusto barroco del pueblo payanés atesorando imágenes que son réplica o copia de modelos famosos en España o en Quito.”

Sería muy largo enumerar las imágenes de cada una de las cuatro procesiones que se realizan del Martes al Viernes Santos. En cada una de estas pueden apreciarse obras de reconocida buena calidad, salidas de las manos de escultores y talladores españoles, quiteños y payaneses, pertenecientes a diversas escuelas, en algunas de las cuales se adivina la influencia de los grandes maestros españoles del barroco como Martínez Montañez, Salzillo, Cano y otros, así como la del genial indio ecuatoriano Manuel Chili, Caspicara.

Permítasenos tan solo hacer mención del Cristo de la Vera Cruz, perteneciente a la procesión del Jueves Santo, de la escuela sevillana, considerado como una de las obras más valiosas; el San Pedro del paso de la negación que sale el Martes Santo, expresivo y patético. Fuera de las iglesias, en varias casas particulares se hallan piezas de valor de la imaginería barroca, guardadas de generación en generación.

Arquitectura
Popayán ha contado con verdaderas joyas barrocas. El templo de San Francisco, diseñado por el arquitecto español Antonio García. Refiriéndose a su fachada, Santiago Sebastián, uno de los más calificados y expertos conocedores del arte que Popayán posee, afirma que es lo más interesante que produjo el barroco neogranadino. Fachada que nos hace recordar por su planitud y elegancia, a la muy famosa de El Jesú, en Roma.



El templo de San Francisco, además de su intrínseco valor arquitectónico, tiene cosas estupendas en su interior, como el púlpito, considerado por otro crítico e historiador del arte, Marco Dorta, como el mejor de Colombia, y las imágenes de San Francisco Javier, de San Francisco de Asís, ámbas del taller de Caspicara y la de San Pedro Alcántara, “la obra cumbre de la imaginería barroca en Colombia” a decir del maestro Sebastián.

Debemos hacer también mención de las joyas insuperables que alberga el templo de San Francisco: la Inmaculada de Bernardo Legarda, una valiosísima creación del tallista quiteño. Y La Custodia, obra del español José de la Iglesia, terminada en 1740.



El templo de la Compañía o San José, destruído por el sismo de 1736, fue reconstruido bajo la dirección del lego jesuita alemán Simón Schenherr. La fachada de este templo, con su portada exterior, está cobijada por un gran arco abocinado, único en la ciudad. Esta portada, de acuerdo con el concepto de Marco Dorta, constituye, por el movimiento de sus plantas, el más barroco de los monumentos payaneses. En San José, en su sacristía, puede también apreciarse un detalle arquitectónico único en su clase, que no se repite en otro templo: la enorme columna central sobre la cual reposan cuatro arcos que sostienen el piso superior. En esta misma sacristía se encuentra un lavamanos con tanto carácter barroco, tal como el que se advierte en la portada exterior.

Del templo de la Compañía o San José, bien puede decirse sin exagerar, que constituye por su singularidad, una de las obras monumentales del barroco más interesantes de Popayán.

En el terremoto de 1736 la iglesia de La Encarnación o Las Monjas, fue destruída. Para ponerla de nuevo en pie, se comisionó al arquitecto Simón Schenherr. En 1782 volvió a lucir en tod su esplendor, con sus hermosas portadas de sabor neoclásico, pese a ser obras de Schenherr, de tanta vocación barroca.

La Encarnación posee retablos barrocos de fina calidad y gran belleza, en especial el mayor considerado por los expertos como el mejor logrado de todos los que se encuentran en los templos payaneses, y en el cual pueden adivinarse visos del rococó. Asimismo, a La Encarnación pertenece un sagrario, considerado también como el más interesante en su tipo, de los que hay en Popayán.

Al ocuparnos del templo de Santo Domingo en relación con el arte barroco, obviamente nos vienen a la mente los retablos que allí se encuentran; en uno de los cuales, en el mayor, se hallan las encantadoras figuras barrocas de San Joaquín y Santa Ana, que durante muchos años nos han fascinado a todos los que pertenecemos al “arria de Santo Domingo”, y quienes, en nuestra lejana niñez, hicimos nuestras primeras armas en el templo como monaguillos al principio, y, posteriormente, cuando lo merecimos, como campaneros, encaramados en la hermosa y típica torre en cuyo diseño intervino el ilustre arquitecto payanés, Don Adolfo Dueñas.



El templo de Santo Domingo, tal como ha sucedido con las otras iglesias, ha sido víctima de varias destrucciones debido a los sismos. Después del acaecido en 1736, el santafereño Gregorio Causí, lo reconstruyó.

Por supuesto, hablando de Santo Domingo, difícil sería callar la presencia del famosísimo portalón, arcaizante y maravilloso, levantado en 1741. Tanto del famosísimo portalón como de los retablos de esta iglesia, en el cual se destaca el de las estípites, único en su clase, por tener estas las manos en actitud orante, lo que es muy raro, pues lo común es que los brazos estén cruzados; la Virgen del Rosario, único resto del siglo XVI en la ciudad, que, según Santiago Sebastián, es la mejor talla de esta época en el Sur de Colombia.

PERU O ESCUELA LIMEÑA

PINTURA
A finales del siglo XVI la pintura manierista cede el paso hacia un mayor naturalismo en las obras de arte dando a un nuevo estilo conocido como Barroco. Según el Concilio de Trento, toda obra de arte debe tener como objetivo principal tener una intencionalidad retórica y sensibilizar al espectador, es decir, la obra de arte debe ser fácilmente entendida por todos.

En Italia el mayor exponente del barroco es la Escuela Bolognesa caracterizada por tener grandes luces, utilizar temas mitológicos. Exponentes: Carracci, Tiepolo. Por otro lado, en España el Barroco esta más ligado al estilo tenebrista y utilizó el Claroscuro para modelar la forma y respetando la escala. No embellece la forma ni en lo formal ni en lo temático. Su mayor antecedente lo encontramos incluso antes de Zurbarán, con El Greco (pre-barroco s. XVI)

Podemos distinguir dos etapas del Estilo Barroco, la primera llamada de la plenitud del realismo, tuvo entre sus mayores exponentes en España a Velázquez, Zurbarán y José de Ribera llamado el españoleto. De este último se presume la autoría de los lienzos en el Convento de los Descalzos San Lorenzo y la Lapidación de San Esteban

La segunda etapa llamada del desarrollo pleno del Barroco, se ubica en el último tercio del siglo XVII en España. Se caracteriza por ser una pintura de características mayormente italianas, innova en las composiciones, dándole un mayor dinamismo con ayuda de las perspectivas arquitectónicas (abre puertas y pasadizos). Entre sus mayores exponentes en españoles distinguimos a Valdés Leal y Murillo. Son obra del primero la serie de la vidad de San ignacio de Loyola ubicado en los lunetos de la nave del evangelio de la Iglesia de San Pedro de Lima mientras que al segundo se le atribuye el San José con el niño del Convento de los Descalzos de Lima. Asimismo, destaca la obra de Bartolomé Román, quien pintó la Sereie de Arcángeles de San Pedro de Lima.

Escuela Limeña (siglo XVII)La pintura de caballete en Lima estaba fuertemente influenciada por la pintura flamenca, más cerca hacia lo académico y con intencionalidad dinámica, motivo por el cual no tuvo mucha acogida el claroscurismo. De esta etapa destacan cuatro pintores Francisco Escobar, Diego de Aguilera, Andrés de Liebana y Pedro Fernández de Noriega. Estos artistas recibieron el encargo de realizar la denominada Serie de la vida de San Francisco compuesta por 12 pinturas que se encuentran en el claustro mayor del convento limeño.

Escultura
Durante el siglo XVII trabajaron en Lima los siguientes escultores:

Pedro de Noguera (catalán), inicialmente activo en Sevilla. Llega a Lima en 1619. Su obra sevillana, de gusto manierista, evoluciona hacia el barroco en obras como la sillería de la Catedral de Lima. Gana el concurso para la creación de la Sillería del Coro de la Catedral, en sociedad con Luis de Vargas (escultor) y Martínez A. (diseño-escultura), después para Santo Domingo. Es nombrado maestro mayor de la Catedral de Lima. Entre sus obras figuran:
Cristo del Santo Entierro hermosa e inédita imagen articulable que procesionaba en la Semana Santa de Lima de los años coloniales, se encuentra en la Iglesia de la Soledad, Lima.
• Sillería del Coro de la Iglesia de San Agustín, Lima 1620

• Diseño de la Pileta de la Plaza Mayor de Lima (Fundida y ejecutada por Antonio Rivas)

Gomes Hernández Galván (Valladolid) Documentado siglo XVI, Entre sus obras figuran:
• Tablas de la catedral. Antigua Sillería del Coro

• El Profeta(relieve). trabajó el canon manierista, manos grandes al estilo Berruguete, postura Bitti a la inversa. Museo Histórico regional del Cusco:

Diego de Medina
• En la Iglesia de San Agustín de Lima, observamos su obra en la Cajonería de la sacristía y techo de la antesacristía elaborado al estilo mudéjar. Trabajó supervisado por el padre Bejarano.

Juan Bautista Vásquez
Escultura de la Virgen conocida como La Rectora, actualmente se encuentra en el Instituto Riva Agüero


Diego Rodrigues
Nuestra Señora de Copacabana de Lima venerada en el Santuario homónimo del distrito del Rimac; Es considerada la mejor obra de las postrimerías del siglo XVI y de marcada filiación sevillana.

Alonso Gómez
La adoración de los pastores (relieve), en la Catedral de Lima.

Anónimo
Sagrada Familia de la Doble Trinidad Interesante conjunto escultórico de estilo manierista, que se encuentra en el crucero de la Iglesia de la Soledad en Lima

Arquitectura

La ciudad de Lima fue construida teniendo como modelo la cuadrícula, modelo que ha sido preservado hasta hoy y que se conoce como el "Damero de Pizarro". Las casas en la costa del Perú fueron hechas de adobe y luego ladrillo mientras que en la sierra fueron de piedra y luego "quincha". Cabe mencionar que los más grandes influyentes en cuanto al estilo arquitectónico fueron los terremotos de 1586, 1687 y 1746.

Durante el siglo XVII las murallas de Lima tuvieron un carácter defensivo más que delimitatorio. En 1610 se construye el Puente de Piedra en el actual Jr. Trujillo, ubicado detrás de Palacio Gobierno, la Alameda de los Descalzos (en extramuros pasando el río) que antiguamente tenía el nombre similar a la Alameda de Hércules en Sevilla. En 1613 los límites de la ciudad de Lima eran de N–S el Barrio de San Lázaro en el Rimac y de E-O el pueblo indígena del Cercado.

Mencionaremos como dato adicional que los monasterios de la Encarnación y Guadalupe fueron completamente destruidos en el siglo XX, el primero de ellos estaba en lo que hoy en día es la Plaza San Martín y el segundo el Palacio de Justicia.

MEXICO




EL ARTE BARROCO EN MÉXICO.

En México, la mano de obra indígena transmitió ciertos caracteres que recuerdan los de las artes prehispánicas. En el siglo XVII, nació el estilo colonial, interpretación americana del Barroco, este produjo una fabulosa cantidad de monumentos; el aporte indígena cobro jerarquía propia y gradualmente los indios se adentraron en las creaciones arquitectónicas, primero como ayudantes de sus maestros y luego crearon ellos mismos obras arquitectónicas resolviendo los problemas de forma y color. Las ciudades mexicanas se poblaron con las muestras extraordinarias de este movimiento como catedrales, templos, palacios, capillas, ayuntamientos y casonas.

Lo Barroco se puede encuentra en la decoración de la catedral de México, con retablos de gran belleza; en la iglesia de la Santísima Trinidad, que fue construida por Lorenzo Rodríguez entre 1755 y 1786; en la catedral de Panamá; en la Iglesia de la Compañía, en el Cuzco.

Las manifestaciones artísticas producidas en la Nueva España desde mediados del siglo XVII hasta finales del siglo XVIII son barrocas; pero, de acuerdo a las características de cada una, presentan modalidades muy particulares. No es posible una clasificación del barroco, ya sea por su tipología o esquemas determinados, pues el barroco precisamente se caracteriza por la diversidad de sus formas y un creador ejercicio de la libertad para la composición de éstas; lo que en México y otros territorios de la Nueva España se manifestó respondiendo a circunstancias sociales específicas. Aunque podríamos llegar a la conjetura de que el barroco si estuvo dividido según el estilo que siguió.

ARTES PLÁSTICAS

El sistema conceptual y estructural del barroco constituyó a lo largo de todo el siglo XVII, y en especial en la segunda mitad, una línea de pensamiento que se junto prácticamente todas las actividades vinculadas con la cultura y el arte en la Nueva España. Floreció en este siglo ya que fue el de mayor solidez política y económica del virreinato, una vez concluida la conquista espiritual y material. No sólo las bellas artes tuvieron un florecimiento único, también las llamadas artes menores o suntuarias como la platería y la cerámica.

Los artistas del Barroco quisieron impresionar al espectador con obras de arte: se dirigieron a los sentidos y a la imaginación. La ilusión de enormes espacios, las proposiciones colosales y la grandiosidad, sumados a los materiales empleados (piedra, mármol, pintura, oro y estuco), produjeron la sensación buscada. Expresividad y movimiento logrado por medio de la composición en diagonal, la teatralidad en los gestos, el movimiento de los ropajes que se proyectan hacia el exterior y se pliegan como movidos por el viento. Intentan esculpir la figura en el momento de la acción como si fuera una instantánea.

Desarrollo de los valores pictóricos y del naturalismo, tratando las superficies de modos diversos para reproducir las calidades de las cosas de la forma más exacta posible.

Italia dio a luz al Barroco; este irradio desde allí al resto de Europa y desde allí a toda Hispanoamérica, llegando a México.


PINTURA

Las obras eclesiásticas eran, evidentemente las más importantes, no sólo por sus dimensiones sino porque tenían mayor apoyo, sobre todo gracias a las clases más poderosas económicamente.

Los primeros artistas que destacan en México son europeos: Peyrens, Andrés de la Concha y Baltazar Echave. Sus obras son de tendencia religiosa. Y por esto los primeros pintores barrocos nacidos en México son hijos de los anteriores y, como ellos, pintan la vida de los santos, que es una clara característica del Barroco. Posteriormente, Velasco, Villalpando y Correa, incursionan en los mismos temas. Su estilo es claramente barroco y simbólico.


Entre los pintores más importantes del XVII podemos citar a Baltasar Echave Rioja, seguidor de Murillo y Rubens y que pintó, por sólo citar un par de sus obras el Martirio de san Pedro de Arbués que le solicitó el Santo Oficio y los Tributos de la Eucaristía, la Fe y la Iglesia. José de Juárez ( de la primera mitad), fue otro de los artistas de gran notoriedad en aquel periodo.


Juan Correa, trabajó intensamente de 1671 a 1716 y alcanzó gran prestigio y fama por la calidad de su dibujo y la dimensión de algunas de sus obras. Entre las más conocidos: Apocalipsis en la Catedral de México, La conversión de Santa María Magdalena, hoy en la Pinacoteca Virreinal y Santa Catarina y Adán y Eva arrojados del paraíso este último en el Museo del Virreinato de Tepoztlán.

Cristóbal de Villalpando, considerado el pintor más representativo de la segunda mitad del siglo XVII novó hispano y que, como muchos artistas de su época trabajó más para la iglesia que para particulares o instituciones y trabajó tanto en pequeño como en gran formato. Algunas de sus obras son La apoteosis de San Miguel, Los desposorios de la Virgen y La huida a Egipto, todos ellos representativos de la calidad de la pintura barroca en la Nueva España.

Otros pintores novó hispanos importantes de este siglo fueron son Rodrigo de la Piedra, Antonio de Santander, Bernardino Polo, Juan de Villalobos, Juan Salguero y Juan de Herrera.

Podemos encontrar en la actualidad algunas pinturas barrocas, en lugares como:

La colección Banamex (Mty.) Y el templo de la Compañía de Jesús (Gto.):

San Cristóbal (José Rodríguez) Arzobispo A. Lorenzana (Miguel Cabrera) María Magdalena (Juan Tinoco) Cuadro con concha nácar (Miguel González) Las Batallas de Alejandro Magno (Juan Patricio Matete Ruiz) Sor Juana Inés de la Cruz Inmaculada (José de Ibarra) Benditas ánimas del Purgatorio (Patricio Matete)

Juan Correa

Nació en el año de 1646 en la Ciudad de México. Tuvo una gran participación en la obra de retablos como: en 1678, dos colaterales en la iglesia de San Pedro y San Pablo, uno, en el que se encuentra asociado al maestro Tomás Xuárez, maestro de arquitecto ensamblador, y el dorador Alonso de Jerez, y otro, que realiza al lado de Juan Montero, ensamblador y Andrés de Fuentes, dorador. En ese mismo año contrata la pintura de un retablo destinado para la iglesia de Jocotitlán, con Xuárez y Jerez. En 1681, es mencionado, junto con Baltazar de Echave y Rioja y Juan Sánchez Salmerón, como uno de los probables autores de las telas que llevaría el retablo mayor de Tepotzotlán, el cual sería fabricado por Juan Montero.



Con Manuel de Nava, ensamblador, participa en la obra del retablo de la parroquia de la Santa Veracruz en la ciudad de México en 1709. El catálogo de su obra pictórica es inmenso. Tan sólo las pinturas de la sacristía de la Catedral de México bastarían para acreditarlo como uno de los pintores más destacados que hubo en nuestro país en el último tercio del siglo XVII y primero del XVIII. Miguel Correa, figura como "oficial del arte de pintor", en el testamento de su padre, y como originario y natural de la ciudad de México, hijo de Juan Correa, "maestro que fue del dicho arte de pintor", y de Úrsula de Moya, según lo declara en su propio testamento, fechado en 27 de febrero de 1720. Por esto es reconocido como una de los pintores más representativos del barroco.



ARQUITECTURA

Más o menos hacia mediados del siglo XVII, se comenzaron a manifestar renovadores cambios en la arquitectura de la ciudad de México. Obedeciendo a una tendencia de carácter universal, se produjo una tensión entre los arquitectos conservadores y los de vanguardia de aquella época; esto es, entre quienes todavía consideraban válida y vigente la arquitectura manierista y entre aquellos que, buscando una mayor riqueza de expresión, comenzaron a desarrollar y a incorporar en sus obras los nuevos elementos barrocos prefigurados en la poesía de la época.

Cuando finalmente parecía que en Nueva España se abandonaban los ejemplos inspirados en la antigüedad grecolatina, que había importado la corriente renacentista y de cierta manera se buscó dar expresión plástica a los anhelos libertarios de los criollos, a través de ella. Fue por eso que la arquitectura barroca europea fue modelo de la novó hispana a lo largo del siglo XVII.

En un principio el barroco en la arquitectura tuvo en México condiciones de la más moderna vanguardia, por eso no se adoptó inmediatamente en las obras que ya habían empezado a construirse como en el caso de las catedrales: las de México, Puebla, Oaxaca, Pátzcuaro y San Cristóbal de las Casas y Guadalajara, fueron un ejemplo de esto aunque, por supuesto, cuando estuvieron terminadas se le agregaron detalles del estilo que estaba en boga. En este sentido, algunos historiadores consideran que, por ejemplo, con las portadas de las naves laterales y la portada principal son el principio del barroco salomónico en México.



Es así como en este siglo se inicia la producción importante de la arquitectura barroca. Durante este período, hasta cuyo inicio la arquitectura se expresara de una manera más bien sobria, con tendencias clasicistas arraigadas en el barroco español, el nuevo estilo adquiere madurez; llegando finalmente, en el siglo XVIII, hasta su máxima expresión en las formas del churrigueresco. Desprendiéndose del refinado culteranismo de la poesía que le fue contemporánea, el arte barroco en la arquitectura, la escultura, el labrado de maderas y la orfebrería nunca pretendió ser entendido por la razón ni por la inteligencia, sino por los sentidos; buscando fuertes efectos emocionales en el espectador.

En el barroco mexicano surge la voluntaria alteración en las proporciones de los elementos arquitectónicos; la multiplicación y realce de las formas en los arcos, la incorporación en los frontones de abundantes, irregulares y realzadas molduras. La columna se convierte en pilastra exuberantemente ornamentada; se decoran todos los entrepaños; las líneas se rompen hasta el infinito, y la talla y la escultura se convierten en elementos decorativos definitorios de la fábrica de los edificios.


La arquitectura religiosa y civil de nuestra capital siguió los cambios favorecidos por la prosperidad creciente del virreinato. Los conventos y mayorazgos criollos tuvieron residencias cada vez más ostentosas, las fortalezas se convirtieron en grandes palacios, los que lucían desde la fachada los escudos y armas de sus propietarios para revelar su riqueza y su importancia.

En la Nueva España, pues, se exploraron nuevas opciones compositivas. De esta época datan inmensa cantidad de construcciones como la portada original del Templo de Santa Trinidad, la iglesia de Santa Clara y la reconstrucción de San Agustín.

Entre los constructores que contribuyeron a caracterizar la primera mitad del siglo XVII destaca fraile Andrés de San Miguel, hermano lego de los carmelitas descalzos: él construyó el conjunto del Desierto de los Leones en Cuajimalpa, el colegio de San Ángel y los conventos de Querétaro, Salvatierra y San Sebastián, por ejemplo.

En este siglo, el XVII, se fundaron también diez parroquias en la Ciudad de México: entre ellas, el sagrario, Santa Catarina, Santa Veracruz, Santiago Tlatelolco, Santa María la Redonda y San Francisco.

También se construyeron hospitales como el que fundó Zumárraga que después fue la Academia de San Carlos y el de San Antonio Abad y muchos conventos, como el de San Jerónimo, San Bernabé y el de San José de Gracia.

Típicas del barroco son las grandes volutas o aletas que sirven para ligar y unir armoniosamente dos puntos situados a diferente altura. Se colocan en las fachadas de las iglesias y también resuelve la relación entre la base amplia de una construcción y la de la cúpula más estrecha dando al edificio un perfil unitario y contrarrestando el empuje de la cúpula.

La decoración es exuberante, tanto en el interior como en el exterior de las construcciones. Los motivos son naturalistas. También se hace policroma combinando mármoles de distintos colores.

El espacio interior adquiere un carácter unitario en el que se combinan armoniosamente la arquitectura, la escultura y la pintura. En las iglesias ricos retablos adornan todas las capillas.

En el exterior el edificio se hace fachada y se concibe con el fin de incrementar la belleza de la calle o de la plaza. La decoración de estas fachadas se distribuye siguiendo un ritmo que se acentúa y concentra en el centro, así como los elementos salientes respecto al muro (pilares, columnas, frontones etc.) que también son reagrupados en el centro que domina sobre los lados.

Muchos estudiosos consideran que el siglo XVII virreinal fue un siglo esencialmente arquitectónico.

ECUADOR O BARROCO QUITEÑO

BARROCO QUITEÑO

La extensión territorial del barroco quiteño abarcan los territorios de la antigua Audiencia de Quito en tiempos de la colonia española. Especialmente el altiplano quiteño y los andes desde Pasto en Colombia, hasta Cajamarca en Perú. Representado en las artes por la denominada "Escuela Quiteña" que se caracterizó por un fuerte contenido de representaciones indígenas quichwas.
Las características que denotan la raigambre indígena en el arte andino quiteño son:
• Se da una "quiteñización" de los personajes, muchos tienen rasgos mestizos y atuendos locales;
• Aparecen con frecuencia costumbres ancestrales aborígenes;
• Las escenas se ubican en un ambiente propio del paisaje andino, de sus ciudades, de su arquitectura;
• Existe la presencia de fauna local (llamas en lugar de camellos y caballos; cuy en sustitución del Cordero Pascual; monos, zarigüeyas, tapires, felinos, junto con los clásicos borregos de los pastores, etc.), y la flora nativa se descubre en guirnaldas, bordados, incrustaciones, platería, tallas, etc.) al igual que la adopción de plantas vernáculas sustituyendo las de la iconografía tradicional europea; • en escultura y pintura hay presencia de personajes y costumbres propios del medio; • el ejecutor de la obra de arte es el artesano local, de milenaria tradición artística propia; se da una adopción por "naturalización" de los santos europeos, por ejemplo, San Jacinto de Polonia se conoce como San Jacinto de Yaguachi3
En la arquitectura barroca quiteña destaca la Iglesia de San Francisco, la compañía de Jesús, la catedral de Quito, entre otras.


Arquitectura barroca en Ecuador

Llegada de los jesuitas a Quito

La orden jesuita llegó a Quito el 19 de julio de 1586, con el propósito de establecer una iglesia, un colegio y un monasterio en esta ciudad. En el primer grupo de sacerdotes jesuitas se encontraba Juan de Hinojosa, Diego González Holguín, Baltasar Piñas y Juan de Santiago.

La mayoría de solares para la construcción de iglesias ya habían sido otorgados por el cabildo a los franciscanos, los mercedarios, los agustinos y los dominicos. Sin embargo, en 1587 el cabildo les cedió a los jesuitas un terreno en la esquina noroccidental de la plaza de la independencia, pero los agustinos demostraron su disconformidad con la decisión. Por esta razón los jesuitas optaron por establecerse en otro lote ubicado en dirección sur a la Catedral.

Iglesia de la Compañía

La Compañía de Jesús, también conocida como La Compañía es una iglesia católica de estilo barroco situada en el centro histórico de la ciudad de Quito, en Ecuador. Es una de las obras más significativas de estilo barroco en la arquitectura Sudamericana. Además fue la sede de la orden jesuita en este país y también albergó en el pasado un colegio. Después de la expulsión jesuita del Ecuador, muchos textos que narraban la historia y ejecución de esta obra arquitectónica se extraviaron.


La construcción de la iglesia con el patrocinio de la Compañía de Jesús inició en el año de 1605 bajo las órdenes del sacerdote Nicolás Durán Mastrilli, y concluyó en 1765. Como resultado la edificación de esta obra arquitectónica duró 160 años. En 1634, el jesuita Gil de Madrigal realizó el crucero pero las obras cobraron impulso con la llegada del hermano Marcos Guerra en 1636, quien era arquitecto y escultor.

La relación en el tratamiento interno entre San Ignacio de Bogotá y Quito se evidencia en el diseño de los estucos, si bien el policromado de Quito y la unidad que le da el tomar la decoración desde los zócalos hasta la clave de las bóvedas señala la potenciación del antiguo esquema bogotano.

Iglesia de San Francisco


Iglesia de San Francisco es un monumental edificio católico que se yergue en medio del centro histórico de la ciudad de Quito, frente a la plaza del mismo nombre. El imponente edificio ostenta el privilegio de ser el conjunto arquitectónico de mayor dimensión dentro de los centros históricos de toda América y por ello es conocido como "el Escorial del Nuevo Mundo". San Francisco es, además, una verdadera joya de la arquitectura continental por su amalgama de diferentes estilos armoniosamente combinados a lo largo de sus más de 150 años de construcción.

Los planos originales del templo fueron sometidos a diversos cambios a lo largo de los casi 150 años que demoró su construcción. Muchas veces estos cambios fueron "violentos y equivocados" a causa de los daños causados por terremotos y la evolución del arte y la cultura hasta alcanzar finalmente la forma casi ecléctica con la que la conocemos hoy en día; es por ello que San Francisco es uno de los monumentos de mayor importancia dentro de la arquitectura americana.

La fachada del templo refleja la presencia temprana, y por primera vez en América del Sur, de elementos manieristas, lo que lo convirtió en un punto de referencia de este estilo en el continente. La severidad renacentista y el manierismo exteriores contrastan con la decoración interna de la iglesia, en la que se mezclan el mudéjar y el barroco bañados por pan de oro para dar un esplendor inusual,

En sus tres naves, San Francisco devela artesonados moriscos con lazos mudéjares, retablos profusamente decorados y columnas de diversos estilos. En el coro, la decoración mudéjar, original de finales del siglo XVI, se conserva íntegra porque la nave central se vio abajo con un terremoto y fue reemplazado por un artesonado barroco en 1770.

El complejo se completa con el convento, en el que destaca la belleza arquitectónica del claustro principal, dispuesto alrededor del inmenso patio, en dos galerías superpuestas.

ARTE BARROCO



Es uno de los mejores ejemplos de arte barroco quiteño. Su fachada es muy bien decorada y elegante. Por dentro el templo es impresionante, todo cubierto de oro. Es una joya del pasado que esta intacta en el presente.